Fragmento del libro El Infinito en un Junco de Irene Vallejo
Hace siglos, le dice Sócrates a Fredo, el dios Theuth de Egipto, inventor de los números, la geometría, la astronomía y las letras, visitó al rey de Egipto y le enseñó estas invenciones para que las enseñase a sus súbditos. Traduzco las palabras de Soctrates: “El rey Thamus le preguntó entonces qué utilidad tenía escribir, y Theuth le replicó: - Este conocimiento ¡oh rey!, hará más sabios a los egipcios; es el elixir de la memoria y de la sabiduría. Entonces Thamus le dijo - ¡Oh Theuth!, por ser el padre de la escritura le atribuyes ventajas que no tiene. Es olvido lo que producirán las letras en quienes aprendan, al descuidar la memoria, ya que, fiándose de los libros, llegarán al recuerdo desde fuera. Será, por tanto, la apariencia de la sabiduría, no su verdad, lo que la escritura dará a los hombres; y, cuando haya hecho de ellos entendidos en todo sin verdadera instrucción, su compañía será difícil de soportar, porque se ceerán sabios en lugar de serlo”
Tras escuchar el exótico mito egipcio, Fredo dice estar de acuerdo con su maestro. Es lo habitual en los modosos seguidores de Sócrates […] Aunque el interlocutor ya se ha rendido, el filósofo lanza un última estocada: “La palabra escrita parece hablar contigo como si fuera inteligente, pero si le prerguntas algo, porque deseas saber más, sigue repitiéndote lo mismo una y otra vez. Los libros no son capaces de defenderse".
Socrates temía que, por culpa de la escritura, los hombres abandonasen el esfuerzo de la propia reflexión. Sospechaba que, gracias al auxilio de las letras, se confiaría el saber a los textos y, sin el empeño de comprenderlos a fondo, bastaría con tenerlos al alcance de la mano. Y así ya no sería sabiduría propia, incorporada a nosotros e indeleble, parte del bagaje de cada uno, sino un apéndice ajeno. El argumento es agudo, y todavía nos impacta. Ahora mismo estamos inmersos en una transición tan radical como la alfabetización griega. Internet está cambiando el uso de la memoria y la mecánica misma del saber. Un experimento realizado en 2011 por D.M. Wegner, pionero de la psicología social, midió la capacidad de recordar de unos voluntarios. Solo la mitad de ellos sabían que los datos a retener eran guardados en un ordenador. Quienes pensaron que la información quedaba grabada, relajaron el esfuero por aprenderla. Los científicos lo denominan el “efecto Google”. Tendemos a recordar mejor dónde se alberga un dato que el propio dato. Es evidente que el conocimiento disponible es mayor que nunca, pero casi todo se almacena fuera de nuestra mente. Surgen preguntas inquietantes: bajo el aluvión de datos, ¿dónde queda el saber? ¿Nuestra perezosa memoria viene a ser una agenda de direcciones donde buscar información, sin rastro de la información misma? ¿Somos en el fondo más ignorantes que nuestros memoriosos antepasados de los viejos tiempos de la oralidad?
La gran ironía de todo este asunto es que Platón explicó el menosprecio del maestro por los libros en un libro, conservando así sus críticas contra la escritura para nosotros, sus lectores.
El alfabeto fue una tecnología aún más revolucionaria que internet. Construyó por primera vez esa memoria común, expandida y al alcance de todo el mundo. Ni el saber ni la literatura completa caben en una sola mente pero, gracias a los libros, cada uno de nosotros encuentra las puertas abiertas a todos los relatos y todos los conocimientos. Podemos pensar, como vaticinaba Sóctrates, que nos hemos vuelto un puñado de engreídos ignorantes. O que, gracias a las letras, formamos parte del cerebro más grande y más inteligente que ha existido nunca. Borges, que pertenecía al grupo de los que piensas de la segunda manera, escribió:
De los diversos instrumentos del hombre, el más asombros es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio y el telescopio son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación.
👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻 mágico! ✨